Hace un bien tiempo vi el documental del fotografo de moda Bill Cunningham y quedé alucinada, lo suficiente como para querer compartir un par de ideas aquí. Había leído un poco sobre él, pero jamás me imaginé lo que iba a ver en esa hora y media de película. Inspirtador, a ratos humorístico, muy emocionante y genial, este documental se ha ganado un lugar privilegiado en mi lista de recomendados, no solo por presentarme a un personaje digno de conocer, sino por mostrar una historia que me dejó totalmente movida, estimulada y profundamente fascinada.
Su trabajo me impactó por varios motivos. Por una parte este tipo es un artista, de sentidos agudos, inteligente, y sobre todo, un observador capaz de captar tendencias y nuevos estilos de manifestarse y comunicarse de las personas, que entendiendo la moda no solo como “lo que se debe usar” sino como una “modo de ser/hacer” captando el sentido más sociológico y cultural que está a la base de esta expesión artistica. Un hombre profundamente estético y apasionado, que abocó su vida casi por completo a su labor documental obteniendo un resultado impectable e impactante de observar en retrospectiva.
A sus 80 y tantos sigue estando vigente. Cada mañana -cámara en mano- se sube a su bicicleta en busca de nuevos fenomenos que fotografíar, para luego estar presente en gran parte del proceso de edición y diagramación. Muy profesional y sobre todo trabajador.
Sencillo y auténtico, tiene un estilo de vida que jamás se podría deducir de sus logros y reputación en el mundo de la moda, llamando la atención especialmente por que – y creo que aquí descansa gran parte de la fascinación que despierta este personaje- Bill Cunningham no ha sido movido por la plata, el estatus o el glamour para dedicarse casi por completo (sino entero) a este trabajo, sino que es la pasión, constante curiosidad y libertad generada por éste lo que lo mueven día a día agarrar su bicicleta y recorrer las calles de Nueva York y el mundo. Bill llega a una semana de la moda y la gente muere por él… él por su lado, trabaja, saca fotos y se va. El trabajo está hecho.
En resumen Bill es un ser movido por la curiosidad de captar lo nuevo, lo que está ocurriendo, sin asco a la calle, a meter las manos en la masa y ver qué resulta de eso. Captar la moda sin seguirla, aquí no hay “It girls” al estilo paparazzi, sino mujeres y hombres que marcan tendencias por su originalidad y propuesta. La moda no está en las pasarelas, sino en las calle… idea que actualmente se ve ampliamente difundida con la proliferación de blogs de Fashion Steet (The Sartorialist, Face Hunter y los nacionales Viste La Calle, por decir los que se me vienen primero a la cabeza dentro de los miiiiiiiles que encontramos en internet) y que probablemente tenga su origen en este genial personaje.
Recomiendo infinitamente este documental. Para los que les gusta la moda, el arte, la fotografía, Nueva York lo recomiendo muchísimo, ya que muestra un lado b increíble de todo eso.
A continuación dejo el trailer y una selección de fotos para que lo conozcan un poco más.
Bill ❤
Bill en acción
Una de sus columnas en el New York Times.
The Eyescream 